Madrid. 22.07.94. La corrupci�n se ha convertido en una "gangrena
moral" que amenaza con invadir Europa entera.
En los estados europeos proliferan �ltimamente casos de
malversaci�n de fondos p�blicos, cobro de comisiones ilegales,
tr�fico de influencias e informaci�n privilegiada que salpican a
los distintos gobiernos.
Tal es la situaci�n que amenaza a las libertades fundamentales y
al sistema de derechos humanos que no es exagerado se�alar que
los europeos se hallan hoy en d�a ante la disyuntiva "corrupci�n
o democracia".
Aunque ha comenzado a remitir en Italia, la enfermedad amenaza
con convertirse en epidemia generalizada con brotes por todas
partes y, en particular, en Alemania, Francia, Gran Breta�a y
Espa�a.
Italia, en donde la corrupci�n se calificaba de "capilar" por su
extensi�n, ha tenido que hacer una "gran colada" y renovar toda
su clase pol�tica para empezar a atajar el mal.
Tras haber sido sin�nimo de irregularidades financieras durante
d�cadas, Italia se pone ahora como ejemplo de c�mo zafarse de la
tela de ara�a que une al mundo de la delincuencia con el de la
pol�tica.
En Alemania se calcula que s�lo en el sector p�blico la
corrupci�n pol�tica mueve al a�o veinte mil millones de marcos,
casi doce mil millones de d�lares.
En la antigua Alemania del Este las pr�cticas de dar primas
ilegales para hacer negocios est�n a la orden del d�a, seg�n
distintos informes publicados en la prensa europea.
El pa�s fue adem�s sacudido recientemente por un gran esc�ndalo,
cuando el magnate de la construcci�n Jurgen Schneider desapareci�
sin dejar rastro tras la quiebra fraudulenta de su imperio
industrial, de cinco mil quinientos millones de d�lares de valor.
En B�lgica, todos los europeos recuerdan la dimisi�n de dos
ministros y del viceprimer ministro Guy Coeme tras haberse
descubierto que hab�an cobrado comisiones ilegales para su
partido en la compra de 46 helic�pteros a la firma italiana
Agusta por trescientos veintiocho millones de d�lares.
En Francia, una serie de esc�ndalos pusieron cerco al Palacio del
El�seo, residencia del presidente Francois Mitterrand, a comenzar
por el de su amigo �ntimo Roger-Patrice Pelat, fallecido de un
ataque al coraz�n tras haber sido acusado de utilizar informaci�n
privilegiada en bolsa.
Vinieron despu�s dos suicidos, el del primer ministro Pierre
Beregovoy, que hab�a recibido un pr�stamo sin intereses de Pelat,
y el del consejero presidencial, Francois de Grossouvre, asqueado
por "la corrupci�n ambiente".
En Espa�a, la opini�n p�blica qued� desmoralizada al descubrirse
simult�neamente dos casos de corrupci�n: el de un ex director
general de la Guardia Civil, Luis Rold�n, culpable de cohecho a
gran escala, y el de un ex gobernador del Banco de Espa�a,
Mariano Rubio, acusado de fraude fiscal.
Los pa�ses infectados por la plaga y las organizaciones europeas
empiezan a reaccionar: el Consejo de Europa, la OCDE y la Uni�n
Europea buscan remedios al mal para evitar que sea irreversible.
El Consejo de Europa, que acaba de reunir en La Valetta (Malta) a
sus treinta y dos pa�ses miembros para tratar la preocupante
cuesti�n, ha lanzado una "acci�n internacional" contra la
corrupci�n.
Una acci�n, preparada por un grupo de expertos, que consistir� en
un mayor control tanto de los contratos del Estado como de las
transacciones comerciales p�blicas, de la financiaci�n de los
partidos pol�ticos y del tr�fico de influencias.
El ministro italiano de Justicia, Alfredo Biondi, encargado de
preparar el informe preliminar de la reuni�n de Malta, explic�
que en Italia tuvieron que hacer "una verdadera revoluci�n para
vencer la apat�a de la opini�n p�blica ante el problema".
"Y adem�s no hay que olvidar que, en Europa, por ahora s�lo hemos
descubierto la parte visible del iceberg de la corrupci�n",
advirti� por �ltimo. (EFE)
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